Capitulos

martes, 7 de abril de 2009

Capitulo 1: El comienzo

Todo comenzó antes de que yo naciera, todo comenzó el día en que mi madre quedo embarazada, todo comenzó aquel día en el cual mi madre vio por última vez a mi padre.Mi padre por aquel entonces no sabía que yo acababa de ser creada, no sabía que mi madre había quedado embaraza, como no lo sabría nunca, mi madre jamás volvió a verle, lo que fue un alivio para ella ya que no había surgido de ningún tipo de relación amorosa, era la hija de una violación, mi madre por aquel entonces solo tenía dieciséis años.Unas semanas pasaron antes de que mi madre se diera cuenta de que yo estaba creciendo en su vientre, mi tamaño era diminuto, pero por pequeña que fuera comenzaba a crecer poco a poco.Mi madre tenía miedo de decirles su estado a sus padres, no les había dicho ni lo que le había ocurrido por vergüenza, vergüenza de que la creyeran una inútil que no sabía defenderse, y por esta razón, que no otra, se encontraba en esa situación.Cuando mi madre definitivamente se decidió a contarles a mis abuelos su estado, estos no lo tomó demasiado bien, se negaron a hacerse cargo de mí y no echaron a mi madre de casa porque no podían, ella aun no era mayor de edad.Los meses pasaban, mi madre sabia que debía trabajar si pretendía que yo pudiera vivir tras mi nacimiento, pero… ¿Quién contrata a una joven de apenas dieciséis años que esta embarazada? Creo que yo puedo contestar esa gran pregunta, nadie. Mi madre se vio sola, sin el apoyo de nadie, sin dinero y con un bebe en camino.En ese momento cometió su primer error, rechazar la idea que le dieron mis abuelos, el aborto. Hubiera sido perfecto, únicamente estaba embarazada de dos meses, yo aun no podía ser considerada un ser vivo. Pero mi madre cometiendo el peor error de su vida, decidió que yo debía nacer.Los meses pasaron, y mi madre finalmente consiguió un empleo, un trabajo temporal, mal pagado y casi podido catalogar como de esclavos, pero al menos conseguía algún dinero. Mis abuelos también cambiaron un poco la dureza de su opinión, aceptaron permitir que mi madre y yo, cuando naciera, pudiéramos quedarnos allí, pudiéramos vivir de su caridad, como ellos decían, pero únicamente hasta que mi madre cumpliera dieciocho, la odiosa mayoría de edad.Mi madre nunca quiso saber si será un niño, si sería una niña, a ella solo le importaba que mi crecimiento fuera correcto, lo cual según la ecografía era así, pero como bien he dicho únicamente según la ecografía, porque en el interior del vientre de mi madre yo estaba creciendo, pero no lo hacía como cualquier niño, había algo distinto en mi, algo de lo cual nadie se percataría hasta mi nacimiento.Lo que a mi madre no sabía era que la gente murmuraba, o quizá si lo sabía, pero no sabían de qué murmuraban, lo más común en estos casos seria que las típicas ancianas del pueblo comentaran que la hija del rico se había quedado embarazada con solo dieciséis años, pero no era de eso de lo que comentaban, las ancianas del pueblo comentaban sobre quien sería mi padre, ya que todas conocían las circunstancias de mi creación.Pasados unos meses más mi madre tuvo que abandonar el trabajo, pues el médico le dijo que debía hacer completo reposo durante los dos meses de gestación que faltaban.Durante este tiempo de reposo se creó un nuevo hábito, el hábito de la escritura, la primera novela que escribió mi madre se comenzó en esos dos meses.Llegado el día de mi nacimiento comenzaron los problemas, no se domo decir esto… pero mis huesos no pudieron soportar un parto natural…Los médicos vieron que por mucho que mi madre empujara no lograban que yo saliera así que decidieron proceder a una cesárea, durmieron a mi madre y cuando finalmente me sacaron pudieron ver que mi brazo estaba fracturado.Todos los médicos que había en el quirófano se quedaron completamente atónitos, jamás se habían visto en un caso similar, jamás había nacido un bebe con un hueso fracturado en su presencia. En ese momento fue cuando se dieron cuenta de que debía ser tener el máximo cuidado conmigo, cuidados muy superiores a los que tenían con cualquier neonato.

Introducción

Viento, te cuento a ti mi historia con la única esperanza de que te lleves mis palabras, que alguien pueda oírlas, que estas no sean enterradas en el olvido.
Podría yo narrarte mi historia desde este momento hasta el de mi nacimiento, puesto que no deseo que aquel que escuche mis palabras deje de oírlas y solo perciba un susurro te contare mi historia desde el comienzo, dejando ese fatídico e impactante final para las últimas palabras.
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